viernes, 22 de enero de 2016

El mantra de la lista más votada (II)

Hasta hace un par de años se hablaba de la lista más votada únicamente en las noches electorales para premiar y distinguir cuál había sido el partido “ganador” de las elecciones, la primera fuerza política. Cuando este partido político obtenía la mayoría absoluta, el gobierno que correspondiera se daba por hecho, como olvidando la división de poderes de Montesquieu y dándolo como proceso automático. Si ese partido no tenía la mayoría absoluta, se abría el abanico de posibilidades de pactos y acuerdos posteriores para conformar gobierno.


En las municipales de 1979, la UCD era el partido más votado a nivel nacional con más de 5 millones de votos, un 30% de los votos y casi 30.000 concejales. El PSOE quedó cerca con más de 4,6 millones de votos (28%) pero muchos menos concejales (pocos más de 12.000) debido a que la UCD se había impuesto claramente en las poblaciones rurales mayoría en nuestro país. El tercer partido, el recién legalizado PCE, conseguía 2,1 millones de votos, el 13% y casi 4.000 concejales. A pesar de que la UCD se impuso en la mayoría de las ciudades españolas, un pacto global entre PSOE y PCE posibilitó que se formaran gobiernos de izquierdas en los grandes ayuntamientos incluidos Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza y Málaga, obteniendo el PSOE 23 de las 50 capitales de provincia españolas. De esta manera accedía a la alcaldía el que pasa por ser el mejor alcalde de la villa de Madrid: Enrique Tierno Galván.


En las municipales de 1991, el PSOE ganaba claramente las elecciones con más de 7 millones de votos, casi el 40% y más de 25.000 concejales, por delante del PP que obtenía menos de 5 millones de votos (25%) y 19.000 concejales. En la ciudad de Valencia era primera lista el PSOE con 140.000 votos, el 37% y 13 concejales, muy por delante del PP (95 mil votos, 25% y 9 concejales). Sin embargo, el PP pactó con la tercera fuerza, la regionalista Unió Valenciana y así llegó a ser alcaldesa de la ciudad Rita Barberá (lo que ahora en casa PP llaman "pacto de perdedores").


En elecciones Autonómicas también se han dado todo tipo de pactos y de todos los colores, para alejar a la primera fuerza del poder.

- En 2003, el pacto entre PSC, ICV y ERC hicieron president de la Generalitat a Pasqual Maragall, a pesar de que el ganador de las elecciones había sido un tal Artur Mas de CiU.



- Ese mismo año en Cantabria se hacía presidente a la tercera fuerza: Miguel Ángel Revilla, del Partido Regionalista con el apoyo del PSOE.



- En 2005, Emilio Pérez Touriño desplazó a Manuel Fraga de la Xunta de Galicia, gracias a un pacto con el BNG.


- En 2006, nuevamente ganaba Artur Mas en Cataluña, pero José Montilla reeditaba el tripartito de progreso.


- En 2007, el PSOE quedó en Canarias a sólo 3 escaños de la mayoría absoluta, pero un pacto entre el 2º (PP) y el 3º (CC) hacían presidente de las islas al nacionalista canario Paulino Rivero.


- Ese mismo año 2007, el condenado, encarcelado e imputado en más procesos judiciales Jaume Matas (algún día habrá que recordar aquellas palabras de Rajoy, “queremos hacer en España lo que Matas ha hecho en Baleares”) se quedaba a un solo escaño de la mayoría absoluta en Baleares y se creaba un pentapartito liderado por el socialista Francesc Antich para gobernar el archipiélago balear.


- En 2009, el PNV ganaba claramente en el País Vasco, pero el PP prestó sus votos al PSOE de Patxi López (actual presidente del Congreso) para hacerle lehendakari vasco.


- En 2012, el PP ganaba por primera vez las elecciones en Andalucía, sin embargo Javier Arenas se quedaba lejos de la mayoría absoluta y José Antonio Griñán conseguía seguir siendo presidente de la Junta gracias al apoyo de IU.


Hasta ese momento, no se había puesto en duda la legitimidad de los acuerdos y pactos entre los distintos grupos municipales o parlamentarios. Formaban parte de las reglas de juego democrático que nos habíamos dado en la Constitución Española.

Sin embargo, en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014 se produce una hecatombe del Partido Popular que ganaba las elecciones con un pírrico 26% de los votos. Esto encendió todas las alarmas en el partido de centro-derecha español pues se acercaban las elecciones de 2015 y en las que ponía en juego gran parte de su poder municipal y autonómico.

Y el presidente del Gobierno se sacó de la chistera promover una modificación en la ley electoral para que gobernara la lista más votada lo que unió a toda la oposición en contra. El presidente del Gobierno sólo tenía un fin: perpetuar el amplio poder que disponía su partido, aunque vulnerara el principio constitucional de que el peso de la representación reside en los parlamentos y pese a que ese cambio de las reglas de juego se hicieran a un cuarto de hora de que fueran convocadas las elecciones. Afortunadamente para nuestra democracia, el presidente dio marcha atrás y decidió que lo llevaría en su próximo programa electoral.

En las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo, el PP (27%) ganó por la mínima, por un par de puntos al PSOE (25%) y pese a ser la lista más votada entre las principales ciudades españolas, el poder municipal se diluyó: Madrid, Valencia, Sevilla, Palma, La Coruña, Santiago de Compostela, Vitoria, Huesca, Ciudad Real, Valladolid, Córdoba, Oviedo, Badalona, Alicante, Las Palmas de Gran Canaria, Huelva, Castellón, Cádiz… de este a oeste y de norte a sur el PP perdió las alcaldías más importantes del país.


En las CCAA se repitió la historia puesto que el PP perdió todas las mayorías absolutas de las que disponía. En Cantabria volvió a gobernar Revilla, Navarra pasó a manos de Geroa-Bai, el PSOE recuperó Extremadura, Castilla La Mancha, Aragón, Baleares y, 20 años después, la Comunidad Valenciana. El PP sólo consiguió retener el poder autonómico allí donde la suma PP-C’s daba mayoría: Castilla y León, La Rioja, Murcia y Madrid. En Asturias fue reelegido Javier Fernández (PSOE) y en Canarias CC… como siempre.



Lo que en 30 años de democracia parlamentaria española no se había puesto en discusión, se hizo durante este último año, discutiendo si era o no legítimo estos acuerdos post-electorales. 

Contra las opiniones interesadas, ante los comentarios ignorantes y a pesar de las maldiciones bíblicas si se producen unos u otros pactos... la Constitución Española.

@ajcalzado

No hay comentarios:

Publicar un comentario