miércoles, 20 de enero de 2016

#GranCoalición, mito o leyenda urbana (I - Alemania)


Desde que se cerraron las urnas el día 20 de diciembre y se contaron las papeletas ha crecido exponencialmente el número de personas que llaman a la #granCoalición en España, gran coalición que debería ser formada por PP y PSOE. Es cierto que muchas de estas voces tienen oscuras intenciones. Otros, sencillamente, evocan a las idílicas grandes coaliciones que hay en Europa y que por lo que se ve tan buenos resultados han traído. Buen momento pues, para hacer un pequeño viaje por el viejo continente y analizar causas y efectos de esas grandes coaliciones. Empiezo por el mayor país europeo: Alemania.



No se puede entender una gran coalición en Alemania si se obvia lo acontecido en la década de los 30’s, en la que la gran depresión y las adversidades económicas por las condiciones de paz tras la I Guerra Mundial, despojaron del poder al socialdemócrata Otto Wels y auparon a un tal Adolf Hitler.



Tras el régimen autoritario, la II Guerra Mundial y la división del territorio alemán en 2, los alemanes deciden otorgar el poder y la estabilidad política a dos grandes bloques moderados, el democristiano de centro-derecha CDU (CSU en Baviera) y el socialdemócrata SPD.
  


En 2005, se produjo una situación de empate técnico entre el hasta entonces canciller Schröeder (SPD) y Angela Merkel (CDU). Había tres opciones de gobierno:
  •           El semáforo (SPD-FPD-Verdes)
  •           Coalición Jamaica (CDU/CSU-FPD-Verdes)
  •           Gran Coalición (CDU/CSU-SPD)



Finalmente, el CDU y el SPE reeditaron una gran coalición de gobierno y significó el relevo en la cancillería en favor de la democristiana Merkel.

En 2009, las elecciones premiaron a Merkel que cambió de socio de gobierno, optando por el partido liberal FDP. El SPD salió mal parado de la gran coalición y perdió un 40% de los votos y un 33% de los escaños.



Tras perder el poder en buena parte de los estados debido a la crisis que también llegó a Alemania, las elecciones de 2013 se preveían bastante reñidas. El voto útil dio la victoria a la CDU-CSU de Merkel en detrimento de su socio de gobierno, el liberal FDP que desapareció del parlamento al no llegar al 5% de los votos. El principal partido de la oposición el socialdemócrata SPD liderado por Sigmund Gabriel también creció de manera importante: un 30% más de escaños. Sin embargo, Merkel se quedó con 311, a sólo 5 escaños de la mayoría absoluta. Se abrían dos escenarios, o una coalición inédita entre socialdemócratas y comunistas (que se aupaban como tercera fuerza) o una nueva gran coalición.

En Alemania, el partido Comunista, heredera del régimen que gobernó en la República Democrática Alemana del Este, está situada en la extrema izquierda, de ideología marxista, anticapitalista y entre otras pide la salida de la ONU y de la OTAN.

Ante la dura situación en la que quedó el partido socialdemócrata tras la primera gran coalición, Sigmund Gabriel decidió someter la difícil decisión de qué apoyar a las bases, que en mayoría  (un 70% de los militantes del SPD) optaron por un sí al gobierno de centro-izquierda con la CDU de Merkel.



A diferencia de lo que ha pasado en España, donde el PP y el PSOE han sufrido un duro revés del electorado, en Alemania, los dos partidos crecieron sustancialmente en las elecciones de 2013. Parecía por tanto, que esa gran coalición era el verdadero veredicto entregado por los ciudadanos alemanes. 

Este gobierno de coalición se ha visto fuertemente influenciado por el SPD que ha sido más inflexible a la hora de establecer los compromisos de coalición. Consecuencia de ello es la subida del salario mínimo interprofesional y un fortalecimiento de las políticas públicas.

No obstante, que las dos principales fuerzas gobiernen juntas, anulan a uno de los dos como posible alternativa de gobierno (en este caso al SPD) y da alas a otras formaciones para que emerjan desde la oposición.


El efecto por tanto de la gran coalición en Alemania está siendo el crecimiento de los dos extremos. Por la izquierda, crece Die Linke y por la derecha el antieuropeísta y xenófobo partido AfD, ambos por encima del 10% de los votos. 


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