Austria es una República federal y
democrática compuesta por 9 estados, cuyo jefe de Estado es el Presidente de la
República elegido por sufragio universal cada 6 años y cuyo gobierno lo preside
un canciller elegido por el Parlamento que se renueva cada 4 años.
Desde que Austria se proclamó
República independiente de pleno derecho tras la II Guerra Mundial, el partido
Socialdemócrata SPÖ y el Partido Popular de Austria ÖVP se han ido alternando
en el poder, gobernando un 70% del tiempo el primero y un 30% el segundo.
Tras un gobierno del Partido Popular
apoyado por el partido nacionalista de extrema derecha FPÖ, en las elecciones
de 2006, el SPÖ volvió a ser el partido más votado y se conformó un gobierno de
coalición entre socialdemócratas y conservadores. Contaban entre ambos con 134
de los 183 escaños del Parlamento.
En las elecciones de 2008 y
posteriormente las de 2013 se han ido sucediendo esos gobiernos de gran
coalición. En un país en el que siempre había gobernado uno u otro, el hecho de
que gobiernen juntos el efecto que ha provocado es que ambos se hayan
desplomado y su testigo lo haya recogido el partido nacionalista, neonazi, de
extrema derecha, xenófobo, euroescéptico y populista del FPÖ.
La encuesta más reciente de Austria,
de enero de 2016 señala que este partido no sólo ganaría rompiendo 70 años de
victorias de SPÖ/ÖVP, sino que arrasaría con el 34% de los votos y 65 escaños,
sacándo más de 10 puntos y 20 escaños de ventaja a ambos que quedarían además
sin mayoría absoluta.
Austria, es por tanto, un ejemplo de
cómo una #granCoalición puede llevar (si se confirman las tendencias en las
encuestas) a un país a un gobierno autoritario y extremista.
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