miércoles, 27 de enero de 2016

¿Podemos, o lloremos?

La vieja izquierda comunista y bolchevique que tanto asesoró al comandate Chávez y al camarada Fidel, aquella que no encontró cobijo dentro de Izquierda Unida porque tenía una ideología más radical, retrógrada y antisistema...


Aquellos castos llamados a asaltar los cielos, que presumían de la democracia de sus rombos, que prometían una renta para todos, no pagar la deuda que debemos como país, volver a la banca pública y que se quedó a cuarto de hora de anunciar las cartillas de raciocinio...


Aquellos profesores con catecismo anticapitalista bajo el brazo que tanta apología hacía de los modelos populistas y regímenes totalitarios han descubierto que, disfrazados de apóstoles de la nueva política, con discursos más suaves y prudentes a los que ahora no se le cae la palabra socialdemocracia de la boca y que alejan el eje izquierda-derecha del que se salen por el extremo zurdo para hablar de "los de arriba y los de abajo", han conseguido engañar a millones de españoles.

Aquellos que aspiraban a venir a la política para limpiarla, regenerarla y para trabajar "para la gente", con sus primeras acciones están apestando a vieja, antigua, rancia política

Primero fue al encapricharse en violar la ley, el reglamento del Congreso de los Diputados y querer tener 4 grupos parlamentarios, 4 portavoces parlamentarios, 4 altavoces parlamentarios, 4 relojes de tiempo a su disposición y, sobre todo, 4 subvenciones, que Venezuela ya no paga para estudios de moneda única latinoamericana...


En segundo lugar, mostraron su enfado y rabieta porque el Congreso de los diputados, depósito de la soberanía nacional en la que están representados los millones de españoles, eligiera a 3 representantes del PP, 2 del PSOE, 2 de C's, 1 de Podemos y otro de En Comú Podem para la mesa del Congreso. Podemos quería más sillones, sin parar a pensar que el PP fue quien con 123 diputados ganó las elecciones el 20 de diciembre. Sí, tuvo 2 millones de votos más que la suma de Podemos, Equo, Anova, Esquerda Galega, Mareas, Barcelona en Comú, ICV, EUiA y Compromís.


Tercero, en uno de los mayores intentos de humillación al PSOE, a sus militantes, simpatizantes y votantes que se recuerda, Pablo Manuel, aquel que había prometido que jamás entraría en un gobierno que no presidiera, aquel que se pasó 1 año llamando casta al PSOE, aquel que no llega a besarse bendita sea la parte, porque no llega, decidió que le perdonaba la vida a los casi 6 millones de votantes socialistas por no sé qué suerte de sonrisa del destino y se encargaba de repartir los ministerios entre sus amiguetes de secta, digo, hexágono de amistades. Ya le había prometido la vida eterna a Alberto Garzón hace unos meses y, ahora, con más o menos la misma concentración de arrogancia, prepotencia y soberbia, se permitía colocar, dedo en mano y sin consultar a los inscritos, de presidente de Gobierno a Pedro Sánchez, el secretario general elegido por casi 150.000 afiliados del PSOE y respaldado con 90 diputados en el Parlamento como segunda fuerza.


El último capítulo de estos discípulos de Lenin que venían a trabajar por y para la gente ha sido pedir sillones en primera fila del Congreso, a poder ser aquellos de color azul que identifican a los componentes del Gobierno. No les ha gustado los sillones que les han dado para sentarse en el Congreso. ¿Acaso la actividad parlamentaria no consiste es debatir y legislar leyes? ¿Se creen que el Congreso de los diputados es una plaza de toros o un campo de fútbol? ¿No era Podemos los que decían que ni izquierda, ni derecha, sino arriba o abajo? Pues les ha tocado arriba. Deberían estar contentos porque estando arriba hay más pasos y segundos hasta bajar a la tribuna de oradores.



Y yo me pregunto, ¿los cinco millones de españoles que votaron la sopa de letras de Podemos y compañía, les votaron para esto?

@ajcalzado

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